Laudate Deum: Cambios urgentes para la crisis del clima

Por Pedro Hughes, sacerdote columbano y responsable del Equipo de Derechos Humanos de la REPAM

Frente a los hechos dramáticos del deterioro de la crisis del calentamiento global, el Papa acaba de manifestar su preocupación en Laudate Deum, el 4 de octubre, insistiendo con renovada energía en lo que expresó en Laudato Si hace 8 años sobre la defensa de la casa común. Le preocupa el avance del derretimiento de los polos, la subida y el calentamiento de los océanos, las inundaciones y sequías más prolongadas. El Perú es un país muy vulnerable, los signos son claros, las inundaciones este año en la costa norte son un aviso de lo que pueda causar el Niño que viene.  La desaparición de los nevados glaciares de la Cordillera Blanca en el Callejón de Huaylas tendrá un impacto para el acceso al agua en ciudades como Lima. El planeta es víctima de una enfermedad silenciosa mortal.

No hay duda del origen humano del cambio climático causado por la emisión de gases tóxicos, como el dióxido de carbón con efecto invernadero en la atmósfera.  Francisco nos alerta que en “diez años podemos alcanzar el límite máximo global de 1,5 grados centígrados de calentamiento”, el pronóstico es comprobado por una abrumadora mayoría de científicos especializados.  El mundo se acerca peligrosamente a un punto de donde no se regresa.  Según el carmelita científico, Eduardo Agosta, “el semáforo está en amarillo y estamos a punto de cruzar la línea roja”.  Sólo estamos a tiempo para evitar daños todavía más dramáticos.

Francisco nos recuerda que el paradigma tecnocrático está detrás del proceso de la destrucción del ambiente.  La ilusión es “que el bien y la verdad brotaron espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico”.  La inteligencia artificial es un paso más del poder humano autosuficiente y sin límite alguno. Provoca escalofríos que un grupo pequeño con conocimiento y sobre todo poder económico tenga tanto dominio sobre la humanidad.   La tecnología ha producido progreso admirable, pero también las bombas atómicas han matado pueblos enteros. “El crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores y conciencia”, dice el Papa.

Los humanos somos parte de la naturaleza, somos incluidos en ella, no podemos sobrevivir sin ella (LS 139). Urge reemplazar la relación agresiva, destructora con el orden natural, con una nueva basada en el respeto, el equilibrio y la armonía.  Escuchar el clamor de la tierra y el grito de los pobres se impone.  Resuena el mantra “todo está conectado” y “nadie se salva solo”.   Francisco resalta la sabiduría indígena. El grito del pueblo Guaviare impacta: “Somos agua, aire, tierra…pedimos que cese el exterminio de la Madre Tierra, se está sangrando, el extractivismo ha cortado las venas a nuestra Madre Tierra” QA 42.

El Papa reconoce la debilidad de la política internacional. “El multilateralismo viejo con una autoridad en una persona o en una élite con excesivo poder está en crisis.”  Reclama un nuevo multilateralismo construido “desde abajo” en esta nueva situación mundial. Francisco Invita a reconocer “tantas agrupaciones y organizaciones de la sociedad civil ayudan a paliar las debilidades de la Comunidad internacional, su falta de coordinación en situaciones complejas, y atención frente a derechos humanos” FT 30.  Evoca la importancia que los movimientos populares tienen para Francisco.

Los acuerdos logrados en la COP 21 en Paris sobre la reducción de emisiones son importantes, pero lamentablemente no cumplidos.  De nuevo el Papa asume liderazgo, exige en vísperas de la COP 28 que se realizará en Dubai, del 30 noviembre al 12 de diciembre, “formas vinculantes de transición energética que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente. Para lograrlo destaca tres aspectos: que el cambio sea drástico, que sea intenso y que cuente con el compromiso de todos.  Sólo así se podría recuperar la credibilidad de la política internacional, porque únicamente de esa manera concreta será posible reducir notablemente el dióxido de carbono y evitar a tiempo los peores males” (59).  Que sus palabras sean escuchadas y puestas en práctica.

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