[Editorial] Sacar lecciones de lo aprendido

Estamos empezando el penúltimo mes del año. Es tiempo de agradecer a Dios por todo lo que estos meses nos han dejado como aportes y desafíos, y preguntarnos en qué medida hemos dejado pasar los días mirando de costado lo que hubiéramos debido acometer frontalmente y resistiéndonos a sacar lecciones de lo aprendido.

Hace pocos días, hemos conocido la exhortación Laudate Deum que el Papa Francisco ha escrito preocupado por el escaso interés que la humanidad ha dedicado a su Encíclica más importante: la Laudato Si’, dada a conocer hace 8 años, en mayo del 2015.

En aquella encíclica el Papa alertaba sobre el deterioro al que hemos sometido a la naturaleza, por utilizarla como un recurso inagotable y no tomar conciencia de que nos estábamos dirigiendo a un punto de no retorno. La Laudato Si’ fue un llamado vigoroso a cuidar la vida de los pobres y a cuidar la naturaleza como las dos caras de una misma realidad.

El año pasado, el Papa escribió una carta convocando en Asís a personas de diferentes países comprometidas y preocupadas por el deterioro del planeta.

El 4 de octubre de este año Francisco ha publicado su Exhortación Apostólica Laudate Deum, en la que insiste en la gravedad del deterioro acelerado de la naturaleza, por el abuso al que la seguimos sometiendo los seres humanos.

Nuestra conciencia cristiana esta desafiada hoy por una ecología integral que nos pide vivir con una creciente austeridad en el acceso a los bienes comunes y en un uso responsable de las riquezas del planeta desde una perspectiva solidaria y fraternal con los más pobres y con las generaciones venideras.

De otro lado, durante el mes de octubre, se celebró en Roma la primera sesión del sínodo sobre la Sinodalidad, cuyo tema central ha sido repensar la Iglesia y sus estructuras como una comunidad “pueblo de Dios”, tal como se definió en el concilio Vaticano II.

En consonancia con el tema en esa primera sesión del Sínodo, precedida por la fase continental, se han encontrado hombres y mujeres, laicos y laicas, religiosas, sacerdotes y obispos, y han reflexionado juntos sobre cómo podría esta Iglesia que hoy conocemos convertirse en una comunidad en la que todos opinan, reflexionan y escuchan el punto de vista eclesial de los otros.

Es importante conocer la carta al pueblo de Dios que los participantes han enviado y estar muy atentos al mensaje que el Papa enviará próximamente sobre los temas que él considera más importantes de lo planteado en la primera asamblea.

Dentro de un año habrá una segunda con la finalidad de que haya tiempo de reflexionar y dialogar sobre los temas más importantes.

En cuanto a fechas de importancia a finales de año, no debemos olvidar que desde 1999 la Unesco declaró el Dia Internacional de la Lucha contra la violencia contra la Mujer el 25 de noviembre, en recuerdo de la fecha en que las hermanas Mirabal fueron brutalmente asesinadas por orden del dictador dominicano Rafael Trujillo por ser mujeres y activistas.

Hoy en nuestro país las autoridades no pueden ocultar que estamos en una etapa de recesión y que la desigualdad y la pobreza se han incrementado, lo que como cristianos nos lleva a preguntarnos cuál debe ser el esfuerzo de cada uno para lograr en los próximos meses mayor equidad y mayor apoyo alimentario.

El hambre no solo es un pecado social para el país que lo tolera, sino un mal consejero para los que lo padecen.

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