Esta mañana el teólogo laico Rafael Luciani tuvo frases muy claras sobre lo que significa asumir la sinodalidad, en la ponencia que presentó en la Asamblea Eclesial, a dúo con la hermana Dolores Palencia.
Transcribimos aquí algunos párrafos:
Rafael: En este camino nos podemos hacer varias preguntas ¿seremos capaces de concebir procesos sinodales en los que se elaboren decisiones entre todos y todas como expresión de una efectiva sinodalidad, de un caminar eclesial juntos y que la autoridad competente, habiendo participado como un fiel más de todas las etapas del proceso eclesial y confiando en el espíritu que habla a través del pueblo de Dios ratifique dichas decisiones? También las podemos preguntar si queremos asumir el reto de vincularnos con todos los escuchado y rendir cuentas de lo discernido y ejecutado luego de esta Asamblea ecleslial o ¿estaremos conscientes de que está asamblea eclesial inaugura una forma de proceder qué implica una sinergia permanente entre el pueblo de Dios el colegio episcopal y el obispo de Roma cada uno según su función?
Finalmente ¿estamos dispuestos a asumir de modo permanente la enseñanza del viejo principio de la canonistica medieval que reza “lo que afecta a todos debe ser tratado y aprobado por todos”?
Finalmente como iglesia nos queda el reto de construir una nueva cultura del consenso eclesial en América Latina que sea capaz de manifestarse en estilos, eventos y estructuras sinodales que den cauce a un nuevo modo eclesial de proceder para la iglesia del Tercer Milenio.
Aprendamos a tomar consejos y construir consensos. Esta era la práctica episcopal de San Cipriano Obispo durante el primer milenio, para quien tomar consejo del presbiterio y construir consensos con el pueblo fueron experiencias fundamentales de su vida cristiana; por eso ideó métodos basados en el diálogo, el discernimiento, la deliberación y la toma de decisiones en común.
Nos podemos preguntar si estamos dispuestos a que está Asamblea sea un primer signo emergente entre muchos más de este nuevo modo eclesial de proceder sinodal y que la jerarquía reconozca la autoridad del pueblo de Dios que ha hablado y camina junto con nosotros
Hna Dolores. Este es un desafío que todos tenemos que aprender desde la oración y la escucha mutua con el fin de dar los primeros pasos con temor y temblor pero sin detenernos. Más vale una iglesia con errores y equivocaciones dispuesta a volver a empezar y recomenzar el camino a la parálisis, el pánico, que detiene el paso del espíritu y que anquilosa.
Hay un tiempo para plantar y otro para derribar. Hay un tiempo, hoy es nuestro tiempo y es nuestro único tiempo, quizás ya no hay otro.
Es el tiempo de todas las personas que en este continente queremos discernir cuales son hoy los caminos de fidelidad en el cimiento de Jesús que nos llevan a la conversión personal social y eclesial. Conversión que reestructura el tejido comunitario, social, que genere paz y justicia y fortalezca el consenso eclesial. El espíritu sopla, empecemos hoy o no habrá mañana.
Rafael: Es tiempo de conversión, es tiempo de reforma.