IGLESIA VIVA
Por Ana Gispert-Sauch, filóloga y docente en la UNMSM
El viaje del papa Francisco a Colombia estuvo marcado por unas palabras clave que, a mi parecer, podrían resumirse en paz, esperanza, reconciliación con perdón e inclusión. Todos ellos son temas vitales que nos desafían hoy en nuestro país y considero que conviene reflexionar sobre ellos antes de su visita al Perú, en enero de 2018.

Temas vitales
Sus mensajes y gestos impactaron a gran parte de la ciudadanía colombiana así como a la de América Latina y en especial a la del Perú, que ha percibido esa visita como un anticipo, un abrir el apetito, un reto de lo que podría comunicarnos al pueblo peruano en su próxima visita.
Los temas preferenciales presentes y persistentes hoy, aquí, son de necesidad vital para nuestra sociedad. Al hablar a los obispos del CELAM, Francisco se refirió a la esperanza que, en América Latina, “tiene un rostro joven y femenino y pasa a través del corazón, la mente y los brazos de los laicos”. “La esperanza debe siempre mirar al mundo con los ojos de los pobres, y desde la situación de los pobres”. Sabemos que buena parte de los obispos colombianos se opuso anteriormente al acuerdo de paz y el Papa les recordó que, desde 1968, la iglesia de A. L. se había comprometido con la opción preferencial por los pobres y, por tanto, todos estamos interpelados por el clamor de hambre y justicia. Políticos y economistas dicen que nuestro Perú ha progresado en términos de pobreza; pero ellos olvidan –o no quieren ver– que las brechas de la desigualdad entre ricos y pobres se han agudizado al compás del llamado “progreso”.
Fue muy emotivo el encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional, en Villavicencio, con las víctimas de la violencia. Gran parte del tiempo estuvo dedicada a escuchar los testimonios de estas víctimas. Se trataba de escuchar la verdad, pues sin ella es imposible la reconciliación. La verdad no debe conducirnos a la venganza, sino a la reconciliación y al perdón, pero no exime de la justicia. “No se debe temer a la verdad ni a la justicia”. Francisco nos recordó que la Iglesia está comprometida con la paz, la justicia y el bien de todos.
La próxima visita al Perú
Tenemos el gran desafío en nuestro país de no instrumentalizar las palabras del Papa y usarlas para fines políticos. Se especula sobre el tan discutido indulto con ocasión de esta visita próxima. No se comprende bien que reconocer la verdad implica pedir perdón por los actos de violencia contra los derechos humanos, y sólo después es posible la reconciliación y la paz. El perdón no exime de la justicia. “Justicia y paz se abrazan”, nos recuerda el Salmo 85.
En el viaje al Perú, Francisco visitará Lima, Trujillo y Puerto Maldonado, tres lugares que concentran problemas sociales y ecológicos de gran magnitud. Los campesinos e indígenas de Madre de Dios han sido ninguneados, explotados y “descartados” a través de la historia. Todos somos necesarios para crear y formar la sociedad. Ésta no se hace sólo con algunos de pura sangre, sino con todos, y aquí radica la grandeza de un país en el que “todos tienen cabida y todos son importantes”, como remarcó el Papa en Colombia. Trujillo, al igual que otras ciudades del norte del país, ha sufrido los embates de la madre naturaleza. Seguro que allí estarán muy presentes las reflexiones ecológicas expresadas en la encíclica Laudato si´.
Atrevámonos a soñar y tratemos de hacer realidad los sueños. Ellos son la esperanza de una auténtica conversión.