La misa de envío marcó el cierre de la Jornada Mundial de la Juventud 2023 en Lisboa, Portugal. Esta importante celebración tuvo lugar el pasado 6 de agosto en el parque Tejo de Lisboa, lugar donde -desde tempranas horas del día anterior- miles de jóvenes se fueron apersonando para poder participar primero de la vigilia, a la cual también acudió Francisco, y también de la homilía. La reunión convocó a más de medio millón de jóvenes, más de 700 obispos y 10 mil concelebrantes.
Francisco dio inicio a su homilía recalcando el texto de la Transfiguración (Mateo 17,4) y haciendo la pregunta a las jóvenes: ¿Qué nos llevamos con nosotros volviendo a la vida cotidiana? Propuso responder esta pregunta con tres verbos: resplandecer, escuchar y no tener miedo.
El primero es una propuesta a ser luminosos: “Nos volvemos luminosos cuando, acogiendo a Jesús, aprendemos a amar como Él. Amar como Jesús, eso nos hace luminosos, eso nos lleva a hacer obras de amor. Pero cuando, en vez de hacer obras de amor hacia afuera, mirás a vos mismo, como un egoísta, ahí la luz se apaga”, afirmó.
El segundo verbo es en relación a Jesús y a quien debemos escuchar: “Él nos enseña el camino del amor, escúchalo a Jesús”. Y finalmente: “no tener miedo””. «A ustedes jóvenes que le ponen ganas y creatividad a la vida, pero que les parece que no es suficiente. A ustedes jóvenes que la Iglesia y el mundo necesita la tierra, necesita la lluvia; a ustedes, jóvenes, que son el presente y el futuro, sí, precisamente a ustedes, jóvenes, hoy Jesús les dice: No tengan miedo».
Al final de la misa hizo dos importantes anuncios: El jubileo a de la Juventud a realizarse en Roma el 2025 y la nueva sede de la JMJ que tendrá lugar en Corea del Sur en el 2027.
